jueves, 11 de junio de 2009

Lugares abandonados

Hace unos días, un amigo me comentó que había varios grupos de locos que se dedicaban a explorar, filmar y describir diversos lugares que han sido abandonados: estaciones de tren, fábricas, hospitales, pueblos enteros. Me lo dijo sabedor del terrible impacto que me producen tales sitios y de que, por esto mismo jamás acudiré en persona a verlos. A lo tonto, me pasé casi dos horas visitando diversos blogs entrelazados dedicados al asunto. Después de tantas imágenes desoladas, reflexioné acerca de la atracción y el desasosiego que me producían no sé si las imágenes por sí solas o la serie de consideraciones que ellas me provocaban. Consideraciones y también sensaciones difícilmente verbalizables.
Creo que esta sensación, que muy superficialmente describiría como agridulce, nos acomete a muchos. Quizá, estos lugares representan la máxima expresión de la melancolía. Es la palabra que me viene a la mente para describir lo que me inspiran las casas abandonadas como a toda prisa: libros, zapatillas o enseres de cocina ahora cubiertos de polvo o atacados por la herrumbre y que parecen no haber sido avisados de la apresurada marcha de sus dueños.
Quizá en este tipo de lugares como en ningún otro, se nos ofrece la fugacidad de lo cotidiano y lo efímero e insignificante de nuestra vida de forma descarnada y conmovedora. Reconozco que, si no sufriera semejante conmoción ante la contemplación de estos lugares, me encantaría explorarlos a mi también. Y, quiza, por este motivo, he sentido curiosidad por el tipo de gente que se dedica a ello.
Estas personas son arqueólogos empeñados en desenterrar los restos materiales de nuestra propia civilización.
Como no podía ser de otro modo en quienes trabajan por gusto y no a cambio de dinero, son personas inteligentes, respetuosas con los lugares que graban, cultas, tranquilas... Qué forma tan increíble de rescatarnos estos restos de vida que languidecen a nuestro lado. Iniciativas y actitudes como ésta, me reconcilian con la humanidad.
Me limito a recomendar algunos blogs, pero existen muchos más, todos ellos igual de interesantes.
Gracias.

2 comentarios:

. dijo...

Tienen muy buena pinta los enlaces. En el misántropo tengo puesto otro que sigo desde hace una temporada: http://ultima-visita.blogspot.com/ No creo que el chico que lo hace busque las mismas cosas que miro yo en este tipo de sitios, pero me gustan igualmente los resultados.

Al llegar a Brasil Emily, la protagonista de la película "Orquídea Salvaje" (1989), se siente cautivada por un hotel que está en ruinas y que al final terminará siendo uno de los ejes de la trama. Según ella misma cuenta le hace sentir decadente. En este sentido también me gustan este tipo de lugares. Supongo que traslado lo que me parece la condición humana al sitio. Además siempre hay otras circunstancias que le dan encanto: las historias que se vivieron allí (y que todavía parece resonar), el que algo que tuvo un fin haya dejado de funcionar, etc...

No los busco premeditadamente pero si se me cruza algo así intento entrar y verlo. Es curioso que a ti te cueste verlos en persona y los veas mediante blogs.

Saludos.

Dizdira Zalakain dijo...

Pues sí, supongo que, al ver estos lugares a través de la pantalla, pierden algo de realidad y se asemejan a una película o algo parecido. Por lo menos así puedo verlos, aunque sea de esta manera.
El blog La Última Visita lo conocía ya -es que me pasé una tarde mirando todos los que encontraba por ahí sobre el tema y también está muy bien
Saludos.